La chispa de la duda

Bajo al subte en Pueyrredón, la estación está recién reparada, apenas más limpia. El olor a limón se mezcla con el cloacal. Innecesario y muy desagradable. Observo para admirar los cambios, no son muchos, pero como esos andenes estaban detonados, todo parece brillar. Busco al pibe que duerme en uno de los bancos para saludarlo, no está. 

El banco ahora tiene posa brazos, tres barras grises de metal lo dividen en partes. Es incómodo. Está pensado exclusivamente como mecanismo de eyección de quien dormía en él. Me parece cruel. 


                                         

Pienso en cuánto habrán gastado en fabricar y colocar las barras. Imagino un número, lo multiplico por todos los bancos de todos los subtes. Deduzco que alcanzaría para unas cuantas noches de hotel para  varios pibes sin techo. 

El mundo puede cambiar en un sentido u otro. Hay quienes creen que las barras cambian su mundo para bien porque ya no verán a un pibe durmiendo en ese banco cada mañana. Hay quienes creemos que importa más el pibe que tu comodidad visual. Imaginamos mundos distintos. La pregunta es ¿en qué momento eso que llaman "sentido común" te hizo creer que tres barras metálicas que dividen un banco en cuatro partes para que nadie se acueste en él mejoran el mundo? ¿dónde escondieron tu humanidad? ¿A qué gobierno se le puede ocurrir usar lo destinado para el gasto público en fabricar un mueble para eyectar pobres? ¿No debería ocuparse en mejorar la vida de las personas? A no, cierto que en este mundo ilusoriamente "libre" sólo es pobre el que quiere, vive en la calle quien disfruta de hacerlo, no toma medicamentos quien lo elije, no trabaja quien no se esfuerza, y así cada quien es responsable de sus males. Y, por supuesto, quien toma el camino del emprendimiento, hace ejercicios cada mañana, sale a la vida con la frente en alto y medita invocando el bien personal; todo lo conseguirá ¿Es en serio?

 León Gieco en Los Pompas   
La CUMBIA DE LA SOLEDAD, de Esteban Ruiz Barrea y Bernardo Santia    
LOS POMPAPETRIYASOS, grupo de Teatro comunitario "Lo que la peste nos dejó"


 "Nada se puede cambiar desde la derrota", dijo mi amiga y compañera Gabriela Veritier en una reunión hace pocos días. Luego, me envió un texto para compartir en este blog colectivo, va: 

No pienso en ideas para cambiar el mundo, trato de pensar y vivir cada día como si el mundo ya hubiera sido cambiado. Como si cada injusticia que me rodea ya no existiera. Veo, vivo y siento la realidad como quiero que sea. Después, desando el camino para identificar cómo se logró cada cambio. 
Por ejemplo, estamos en un presente donde ya no hay hambre porque hay alimentos para todos, porque muchas voluntades se juntaron y no dieron más, ni dan más lugar a la especulación, porque eran más los sufrientes, los rotos que cayeron en la cuenta de su poder, no para hacer sufrir, sino para dejar de serlo sin depositar expectativas en los nadies sino en ellos mismo, en la suma de sus voluntades, en la suma de sus necesidades. Y surgió una palabra, una frase, una duda. La chispa de la duda de todo en lo que alguna vez creyeron. Esa chispa fue la luz de lo que debía arder. Si somos libres todo nos sobra.


Es una buena idea para cambiar el mundo darnos la tarea de encender la "chispa de la duda".

Esa chispa que prenda un fuego, pero ¿qué fuego? Me acuerdo de Fahrenheit 451 de Ray Bradbury:


Montag sintió que las estrellas habían sido pulverizadas por el sonido de los negros reactores, y que por la mañana la tierra estaría cubierta con su polvo, como si se tratara de una extraña nieve. Aquél fue el absurdo pensamiento que se le ocurrió mientras se estremecía en la oscuridad, mientras sus labios seguían moviéndose.


¡Encendamos la chispa de la duda!


 




 



                                                    

   


 

Comentarios

  1. Esos barrales, esas preguntas....las mismas en las que me encontré pensando hace unas semanas largas atrás cuando, como todos los días, al sacar la basura me encontré con la imposibilidad de hacerlo. Un nuevo tacho, brillante, enorme, impoluto se alzaba en la vereda de enfrente. Cruzo, lo tengo de frente y encuentro una puerta, pequeña puerta, uhhhh y esto? Digo mientras ingenuamente intento abrirla. Pruebo con una mano, imposible, pruebo con la otra, no, claramente necesito de ambas, dejo la bolsita al costado, hago fuerza, incluso palanqueo con un pie apoyado sobre este nuevo objeto y nada.... la puertita, inmutable. Veo si algún encargado anda cerca para ayudarme y nada ...me rindo, la dejo a un costado y vuelvo a casa... así como estas barandas, esas puertas, no cumplen su finalidad (quizás la de aislar olores) sino que cruelmente la finalidad que proponen es que así como el pibe ya no puede dormir más, otres, no pueden mirar más dentro de esos tachos y tampoco yo puedo hacer uso de ellos, porque es imposible abrirlos, porque cuando están abiertos es porque están explotados, porque el maldito sistema, en vez de construir lugares y situaciones para dar vuelta la tortilla, cree que una baranda para que el pibe se vaya o una tapa para que no se revuelva más dentro del tacho son la solución....

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  2. La técnica al servicio de la crueldad. Muy lindo texto.

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  3. Kaixo:Hola.LaVasquita.Estamos en un Contexto Politico de La"APOLOGIA DE LA CRUELDAD"..Un Discurso permanente de ODIO.Firmamos un Grupo de JUBILADXS Para que se REPARTA LA COMIDA ABANDONADA "EN V. EN VILLA MARTELI.MILITARIZADA LA MARCHA DE LXS JUBILADXS .NOS ORGANIZAMOS PARA JUNTAR MEDICAMENTOS QUE COMPAÑERXS NECESITAN URGENTE .

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